27.7.13

Los olivares, los más afectados por la tormenta en La Puebla

Noticia publicada el día 27/07/2013 en el diario La Comarca

Las zonas rústicas y las naves del término municipal de la Puebla han sido los sectores más afectados por la tormenta que cayó el pasado domingo en la Puebla de Híjar. Tanto el Ayuntamiento de La Puebla como los vecinos de la localidad llevan valorando los daños toda la semana.

Los destrozos en la zona rústica han sido los que se han llevado la peor parte, sobre todo, el olivo. «El cereal ya estaba recogido. El cultivo del olivo ha sido el peor parado», apunta el alcalde de la Puebla de Híjar, Pedro Bello.

El sector agrícola sólo se ha visto perjudicado parcialmente. «La alfalfa se ha visto afectada parcialmente ya que menguarán los rendimientos del corte actual», señala el concejal de Agricultura, Nacho Oliván. «Se perderá el 90% de la oliva, por la tormenta cayó todo al suelo. La pérdida será notable», concreta Oliván.

Las infraestructuras municipales y privadas también se han visto perjudicadas. «Muchos caminos han quedado llenos de gravilla, barro y los tejados de las naves se han desprendido, así como muchos cerramientos de casas o instalaciones», asegura Bello.

El gimnasio y el polideportivo, que quedaron anegados, abrieron el lunes y martes, respectivamente. Las piscinas municipales se reabrieron ayer después de cambiar los motores de cada piscina ya que la sala de máquinas quedó inundada y la depuradora quedó inservible.

«Sólo ha supuesto una pérdida de maquinaria y productos necesarios para devolver la condiciones sanitarias adecuadas», aclara la responsable de la piscina, Nieves Alcañiz.

El consistorio municipal está recopilando la información necesaria para pedir las ayudas pertinentes la próxima semana.

El cereal, el cultivo con más pérdidas por el granizo

Noticia publicada el día 27/07/2013 en El Heraldo de Aragón

Más de 41.000 hectáreas de campos se han visto afectadas por este fenómeno meteorológico, del que todavía es mucho lo que se desconoce

Maella, Jaulín, Andorra, Aguilón, La Puebla de Híjar... Son solo algunas de las localidades aragonesas que han sufrido los efectos del granizo durante este mes de julio. “El pedrisco ha tocado a todas las comarcas”, asegura Juan Cruzán, director territorial de Agroseguro en Aragón. “Ha granizado prácticamente todas las tardes en estos últimos 15 días” explica, lo que ha producido unas “pérdidas elevadas” que todavía están calculando.

Solo este mes de julio, el granizo ha dañado 41.857,18 hectáreas de cultivo en toda la Comunidad, según datos de Agroseguro Aragón. Los cultivos de cereal son los más afectados, con 37.113,73 hectáreas, seguidos de los frutales, con 3.078,87 dañadas.

En algunas zonas, se ha perdido toda la cosecha. “En Daroca, por ejemplo, algunas parcelas han perdido el 100% de sus cultivos”, indican desde UAGA. Esta comarca, junto a Calatayud, la zona de Ejea, la cuenca del Jiloca y Monegros son las que más han sufrido un granizo que ha llegado en el peor momento: cuando muchos de los campos estaban a punto para la recolección o acababa de comenzar la cosecha, como en el caso de Belchite.

El monto de las indemnizaciones en la comunidad autónoma todavía se desconoce, aunque desde Agroseguro afirman que será elevado. “Ha afectado a cultivos de alto coste, como el melocotón, los paraguayos, las nectarinas... lo que supone miles de kilos de pérdidas, con indemnizaciones que pueden llegar a los 25.000 euros por hectárea”, explica Cruzán. Mientras que en el caso del cereal solo se contabilizan las cantidades que no se han podido cosechar, en el caso de la fruta también se tiene en cuenta la disminución de la calidad, por lo que “los costes se disparan”.

Un fenómeno poco conocido

Daroca y Calatayud son dos de las comarcas donde el granizo ha tenido una mayor incidencia este mes. Sin embargo, ambas cuentan con la protección del sistema antigranizo, como también lo hacen Valdejalón, Cariñena y el Bajo Aragón, todas miembros del Consorcio Antigranizo de Aragón.

Este sistema consiste en el disparo de yoduro de plata a los cumulonimbos, las nubes en las que se forma el granizo, aprovechando las corrientes que se forman en su interior. El hielo se genera en torno a estos núcleos de yoduro de plata, de manera que los bloques de pedrisco “son más pequeños e incluso pueden deshacerse antes de caer”, explica Fernando Peligero, gerente del Consorcio. Gracias a este sistema, “se reduce la extensión y la fuerza del granizo, con lo que se evitan los daños en un 50%”, afirma.

No está tan seguro Gerardo Sanz, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en Aragón. “No hay resultados concluyentes. Se piensa que se puede influir tirando cohetes, pero no se sabe con certeza ni en qué grado”, indica. Ni los científicos se ponen de acuerdo: “No hay consenso, sino opiniones a favor y en contra”, explica Sanz.

Tampoco hay un conocimiento total de cómo se forma el granizo. “Se conocen los mecanismos fundamentales, pero no están del todo entendidos y siguen abiertas las líneas de investigación”, asegura Sanz. Saber si va a granizar o no en un punto es complicado, ya que “las simulaciones numéricas están lejos de ser realistas”, manifiesta.

Aragón, propicio para el granizo

Lo que sí es seguro es que Aragón es tierra de pedregadas. “Dentro de Europa, España es donde más tormentas hay, en especial en el cuadrante nordeste, donde se encuentra Aragón”, explica Sanz. Es aquí donde confluyen las masas de aire seco procedentes del interior de la Península con las masas de aire húmedo del Mediterráneo. Si se le suman altas temperaturas a las que se encuentra el suelo en esta zona, se consigue un ambiente idóneo para que se produzcan tormentas y con ellas, el granizo.

Desde AEMET evitan de hablar de un año de récord. “Ha habido otros años tormentosos y hasta el 7 de julio el granizo no fue tan frecuente”, argumenta Sanz. Hasta que no acabe el mes no se podrá comparar con otros años, y aún así es difícil investigar la cantidad total de pedrisco. “No existen estadísticas fiables, ya que no se puede saber si ha caído granizo, por ejemplo, si ocurre en campo abierto”. Una incógnita más de las que envuelven a este fenómeno que causa graves daños en Aragón.