22.10.07

La amenaza de cierre pesa sobre diez estaciones de trenes regionales

Noticia publicada el día 22/10/2007 en Heraldo de Aragón


En las seis líneas que recorren Aragón se han clausurado instalaciones, y se seguirán cerrando en todas excepto en la del Canfranero. Los servicios siguen parando ante los edificios degradados que dan inseguridad.

ZARAGOZA.- Las estaciones de Casetas, Ricla, Ariza, Tardienta, La Puebla de Híjar, Chiprana, Caspe, Fabara, Nonaspe y Fayón de la red de líneas de trenes convencionales que circulan por Aragón funcionan bajo la amenaza de un cierre que no se sabe cuándo se hará efectivo. Puede ser unos meses en algunos casos y poco más de un año, en otros. Incluso, que no se cierren. La clave es el 2008. Hace tres años, el número de estaciones amenazadas eran 23. No es que los planes hayan cambiado, sino que el resto ya se han cerrado, aunque los trenes sigan parando en un andén carente de vigilancia y servicios. Solo Gallur seguirá abierta por el respaldo de una sentencia judicial.

El día del cierre depende de la rapidez del Ministerio de Fomento, en concreto de la empresa pública Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), para desarrollar sus planes de automatización de los recorridos, según la información de la que disponen los trabajadores del sector del Sindicato Ferroviario y CGT. En la mayoría de los casos, el cierre se produce a medida que se implanta el sistema del Control de Tráfico Centralizado, el conocido como CTC, que hace innecesaria la función del factor de control de circulación o del jefe de estación, que se encargaba de la gestión telefónica.

La modernización marca el paso

El sistema automático se está implantando en la línea que va hasta Barcelona por Caspe, a la que han afectado los últimos cierres. El punto hasta el que ha llegado es Escatrón, donde se marca la diferencia entre las terminales que ya no abren y las que todavía tienen personal. La amenaza pesa ahora sobre la de Chiprana.

Las estaciones pasan a depender del puesto de mando que está ubicado en la antigua estación de El Portillo, a la espera de su traslado a la intermodal Zaragoza-Delicias. Allí trabaja Jorge Martín Mora, que sufrió las consecuencias del cierre de la estación de Fuentes, en la que trabajaba. "Muchos usuarios me decían que el día que la estación se quedara vacía, que ya no irían a coger el tren. Y se nota la pérdida de usuarios", indica. Por su parte, Manuel Cadena, del Sindicato Ferroviario, intuye que los proyectos se orientan a la privatización del servicio en 2010, pero defiende que se trata de una red social que tienen que mantener. Ahora, el Gobierno de Aragón subvenciona varios servicios.

Quedarán diez abiertas

Después, solo unas pocas estaciones continuarán prestando servicio al público. Por el momento, la continuidad está asegurada en las estaciones de Zaragoza, Grisén, Calatayud, Caspe, Huesca, Ayerbe, Jaca, Sabiñánigo, Canfranc y Teruel; y el cierre de Monzón tampoco sería inminente. Esta amenaza se cierne sobre todas las líneas, excepto la del Canfranero, para la que no existen planes de sustitución de los sistemas de control, de ahí que Ayerbe aguante.

Parte de las estaciones que tienen los días contados desde hace más de tres años, se mantienen gracias a que disponen de un sistema de control que detecta el calentamiento de los ejes de las máquinas y puede detenerlos. No obstante, el Adif ya está trabajando en la búsqueda de un sistema alternativo que permita trasmitir esa misma información al puesto de control para poder cerrar la estación. En esta situación se encuentran las terminales de Ariza o Tardienta, por ejemplo. También dispone de este sistema la de Ricla-La Almunia. Sin embargo, en este caso, el alcalde de Ricla, Francisco Blas Romeo, indica que en estos momentos están efectuando obras de recrecimiento de los andenes. De hecho, incluso han solicitado que alguno de los trenes regionales que van a Madrid paren en Ricla.

Cuando el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, empresa pública dependiente de Fomento, echa la llave a una estación, no significa que Renfe Operadora, la entidad que se encarga de la circulación de los trenes retire los servicios. Ese cierre no solo significa el traslado del personal a otros destinos, sino que las instalaciones se quedan abandonadas, y se convierten en muchos casos en objeto de los gamberros. El viajero se encuentra solo, en muchas ocasiones, en una estación alejada del núcleo urbano, donde no tienen ninguna forma de saber si una incidencia provoca un retraso o la supresión del servicio. Una vez en el tren el revisor le cobrará el billete y, con un poco de suerte, viajará gratis. Las vías quedan al libre tránsito de los viajeros, que muchas veces tienen que cruzarlas porque existen varios andenes y, como no hay nadie en la estación para informar, el usuario desconoce en cuál va a parar, comenta Luis Carcasona, representante del Sindicato Ferroviario.

La esperanza de los cercanías

Ya en el año 2004, más de la mitad de las estaciones estaban cerradas, 66 de 112, y en un notable estado de abandono, aunque los trenes siguieran dejando y recogiendo viajeros. Fueron los resultados de un informe del Grupo de Estudios de Ordenación del Territorio (GEOT) del Departamento de Geografía de la Universidad de Zaragoza.

Desde los primeros cierres, a finales de los años 90, las compañías Renfe Operadora y Adif han argumentado que no hay viajeros. Sin embargo, sus planes se gestaron en momentos en los que algunas terminales tenían una notable demanda. Ahora, solo indican que la afluencia de usuarios es "muy baja". En Épila cerraron la estación hace más de un año, pero aún paran los trenes.

Ahora, su alcalde Martín Llanas va a comenzar a demandar la llegada de la línea de cercanías, que justifica por el desarrollo urbanístico del entorno de la estación. También apuestan por el servicio de cercanías desde Gallur, según indica su alcalde, Antonio Lid, donde han conseguido, por sentencia judicial, mantener abiertas las instalaciones con personal de venta de billetes. Otros muchos pueblos como Binéfar o Alagón se movilizaron pero no consiguieron salvar la estación.